viernes, 29 de agosto de 2014

viernes, 29 de agosto de 2014
Hola

miércoles, 19 de octubre de 2011

Qué me pasó?

miércoles, 19 de octubre de 2011
¿Será la pega que absorbe mucho tiempo? ¿Será que he llegado a una madurez falsa que me amarga y me fatiga más de lo normal? ¿Será que ya perdí la gracia y el interés por escribir esta especie de diario de vida? Echo de menos el escribir estas notas, donde me sincero y hago una especie de autoevaluación, una introspección que me permite alivianar un poco el peso interior que ya se ha vuelto habitual, pero ya no sólo por lo sentimental. Cuántos cuestionamientos sobre lo profesional, lo vocacional y lo laboral han surgido en los últimos meses y las soluciones surgidas a partir de ellos en forma de proyectos, estudios y planes futuros que involucran el seguir creciendo en todo ámbito. Además está volviendo este capítulo de la inseguridad, cosa que ya creía haber superado y que me tiene como hace tres o cuatro años como un cabro más pendejo de lo que soy actualmente que se preocupa de ver registros gráficos y estar pendiente de su presencia en este medio. Ay, por la cresta!!! qué mierda debo hacer para ganar esta seguridad que se me ha hecho esquiva desde hace años, que sólo la siento en la Matemática (y por ahí no más) y no en la vida real (no me vengan a cuestionar el real significado de la Matemática, que no estamos en clase de Didáctica), ausencia que me hace ver a mí mismo como un niño en comparación al resto de mi mundo, como un cabro chico que no ha crecido y que no asume que tiene 24 años, un título profesional y casi tres años de experiencia laboral. Tengo un ego tan frágil como un hilo al viento, que en instancias agarra fuerza y me sitúa en el pedestal más alto de todos, peor me dura poco la estadía y por lo general me siento estar en el suelo, como uno más, como alguien que no posee ni un talento ni gracia en conquistar y/o convencer; no me siento un hombre que pueda acoger o defender, que no puede escuchar ni responder las palabras precisas para tranquilizar las penas, que no puede defender lo que cree ni cuestionar con argumentos lo que no cree, que siente estar para una edad de 17 años y no la que debo representar.

Por qué mierda me debo sentir así? sé que con un chiste puedo olvidar todo esto, que con un simple gesto de atracción o llamado de atención me hará sentir bien, pero por el momento... por un momento que no es la eternidad y ni siquiera un periodo largo... unos minutos, unas horas, una noche... pero eso no es suficiente y duele, pero no el corazón... algo al lado de él, o entre él y la mente, o quizás ambos... el orgullo... yo.

Qué me pasó?

sábado, 12 de marzo de 2011

Miradas

sábado, 12 de marzo de 2011

Hay ocasiones en que la calle se llena de miradas: las que buscan una dirección, las que esperan que aparezca la micro pues ya se hizo tarde, las que te confirman si le achuntaste con no sacar la parka del clóset o las que simplemente se preocupan del vuelo de los pájaros. Pero existen unas miradas que poseen algo de oscuridad, de privacidad, que buscan la confusión del día para poder surgir y llegar a la persona adecuada (o la que apareció de repente, lo que ocurre más). Todas tienen algo de deseo, de poder ver lo que se desea desde lo más profundo de las sábanas y de los sueños recurrentes, aunque pueden variar en su tonalidad: simplemente una lujuria constante con ausencia de meditación alguna, o un miedo acompañado de autorechazo, de desear que no surigieran esas ganas de mirar así; las que aún buscan el amor dentro de un ambiente más que torcido y oscuro, o las que intentan recordar si lo han visto alguna vez, ya sea sólo por algún chat o en alguna disco; las que inocentemente se encuentran con otra mirada o las que directamente buscan que eso ocurra.

Muchas veces he recibido ese tipo de miradas y, por qué no decirlo, también las he hecho, aprovechando el mercado que siempre está disponible en nuestras calles, complementando así lo que los mismos medios nos otorgan para el regocijo visual o ya onírico. Y logras decir cuántas cosas con este gesto, más allá de un simple "hola": una presentación formal, una invitación a tomar algo o a conversar, o directamente se puede lograr hasta un buen momento de sexo tapado por cortinas oscuras, donde el sol no es bienvenido y la conversación posterior sobra... sólo es ocupar más tiempo.

Podría decir que hasta cada una es distinta, como asociada a su huella digital o a su ADN, pero todas buscan lo mismo, ya sea en distinto grado, y todas se adornan del mismo miedo que logro percibir. Un miedo reciente o ya asumido, o uno oculto, reprimido que igual logra salir de vez en cuando y provoca así noches de incertidumbre, cuestionamientos y lágrimas. Al final, todas coinciden en ese miedo, aunque sea inconsiente, de ser pilladas, de que en verdad existen, porque toda nacen de ese mundo que aún es ajeno al "común y corriente" y al parecer no quieren ser parte de él, quieren mantenerse en su planeta, en su código de honor, en su oscuridad.

domingo, 23 de enero de 2011

Tu recuerdo

domingo, 23 de enero de 2011
Ya no quiero recordarte ni pensarte, ya no deseo imaginarte en todo lugar al cual voy ni que un suspiro acaricia mi mano o mi boca. Ya no quiero pensar que hay unos ojos que buscan incansablemente encontrarse con los míos para volver a conquistar, volver a empezar, quizás desde cero, quizás desde lo destruido. Ya no quiero eso: serán dolor, angustia, desconfianza constante, miles de explicaciones y justificaciones, millones de malas caras y temor los que acompañarían al supuesto amor que podría resurgir; pero ya no lo quiero, quiero vivir tranquilo.

A pesar de esto, aunque no quiera, sigues ahí; sigue tu silueta en mis sábanas, sigue tu imagen en tu silla, siguen tus pasos en mi casa, sigue tu cara en mis ojos. Pero no con amor, sólo con cariño, el obvio que queda después de una relación intensa, nada más que eso.

Quiero volver a la felicidad, quiero sentir un calor en mi mano, un suspiro en mi cuello, un placer en mi sexo y una locura en mi corazón.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Frases para guardar... y para después crear algo definitivo

lunes, 20 de septiembre de 2010

Tus ojos intentando ver mi corazón, tu boca buscando atrapar mis suspiros, tus manos moldeando mi alma, tu calor invadiendo mi frío, tu deseo jugando con el mío...


SIEMPRE HAY QUE LLORAR POR ALGO... y también como un modo de despedir a la tristeza, aquella ropa que usaba todos los días... llorar para consolidar la felicidad que se ha ganado gracias a ti. Llorar para no llorar más, llorar para botar las penas antiguas y así darle más espacio a ti, mi amor.

Has llegado con tu piel a cubrir la soledad invasora, cálido calor que derrite ese hielo. Tu aroma: aniquilador de la maldición autoimpuesta. TE AMO.

domingo, 9 de mayo de 2010

Mi primer año de vida

domingo, 9 de mayo de 2010
Mi gestación fue de cinco años, aunque creo que todavía no salgo del vientre materno. Tuve que caminar desde el primer día y por lo mismo he tenido muchos tropiezos y caídas. Me da miedo el poder caerme de nuevo, demasiado. Tuve que hablar desde el primer día y con dificultad salieron mis primeras palabras. Siento que ya puedo hablar fluido. A los controles tuve que ir yo, no había ni papá ni mamá, yo era mi propio progenitor. Aún sigo en mi cuna, pero ya la dejaré, quiera o no quiera (y se dan ambos).

Siento que todavía no corto mi cordón umbilical. Como que no lo quiero hacer. No por arrepentimiento a estar fuera. Sí por no dejar mi vientre de lado. ¿No puedo estar en ambos?

Esta vez fui yo quien decidió nacer y no me arrepiento, pero nunca pensé en las dificultades, temores y contradicciones propias de esta decisión en mi persona. Cuántos miedos han surgido de mi mente y mi corazón desde que nací, y al parecer seguirán conmigo los mismos y otros nuevos por toda mi vida. Todos se han tatuado en mi alma y ninguna cirugía las podrá borrar. Todos los días me duermo y despierto pensando en lo que hice y haré en mi nueva jornada de vida, cómo remendar los errores y cómo llegar a mis objetivos. Muchas veces me desilusiono (sí, ya me ha pasado) y quiero mandar todo a la cresta, pero de alguna manera me llega desde alguna parte un aliento, un empujoncito en forma de mi versión de hace 6 u 8 años con una sonrisa, un abrazo o un beso, o un "gracias, profe"...

Yo quise ser profe y por primera vez entiendo los que me decían que no lo fuera, pero también reafirmo el porqué quise serlo. Lo seré por toda mi vida. Por toda.

Es el primer cumpleaños que no celebro... pasó desapercibido para mí... y la verdad es que lo quiero festejar. Y aún falta el bautizo que pretendo celebrarlo con bombos y platillos. Estás invitada(o).